Monseñor Cristián Roncagliolo. Vicario de la Esperanza Joven
Hace unas semanas los obispos chilenos recibimos una carta del Santo Padre en la cual nos hace presente el dolor y la vergüenza que siente por los abusos cometidos por sacerdotes y que han dejado una herida aun sangrante en el corazón de las víctimas.
Haciéndose parte activa del urgente proceso de sanación en el que nos hemos de insertar como Iglesia Chilena para reparar el daño causado y restablecer las confianzas, Francisco nos ha invitado a Roma para que junto con él hagamos ‘camino’, veamos con sentido de realidad lo ocurrido, discernamos medidas a corto, mediano y largo plazo para sanar las heridas responsablemente, recuperar la comunión eclesial y restablecer la confianza en la Iglesia hoy fuertemente debilitada tanto en los católicos como en la sociedad en general.
Para prepararnos a este camino, Francisco nos ha invitado a ponernos en estado de oración. ¿Por qué? La respuesta la encontramos en la misma Escritura: “ Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mt 7, 7). La oración, en efecto, es el diálogo entre el hombre y Dios, en el cual nos acercamos a Él y le manifestamos nuestra fragilidad, nuestras necesidades, nuestros ruegos. En la oración desarrollamos la amistad con el Señor, se aviva el fuego de la fe y se anima el caminar del peregrino, aun en medio de las vicisitudes que puedan asolar el diario vivir.
En este espíritu, los animo a ponerse en ‘Modo oración’ pidiéndole al Señor por la Iglesia, por sus pastores y para que nos enseñe a sanar las heridas que cargan hermanos nuestros. La oración es el lugar donde crece la escucha de la voluntad de Dios, se aviva el discernimiento, se renueva la esperanza y crece la capacidad y valentía para mirar la realidad con los ojos del Señor y con los criterios de su justicia.
Sin duda vivimos un tiempo de crisis, pero también el Papa ya nos empieza a dar luces acerca de como ha de hacerse el camino de salida de este dolor, acogiendo a quienes han sufrido con paternal y sincera delicadeza, y pidiéndoles perdón por el daño sufrido. Que el camino propuesto por Francisco, que ya se ha iniciado, nos ayude a una auténtica conversión, a asumir las responsabilidades de cara a Dios y nos ponga mas cerca siempre de los que más sufren, los predilectos de la Iglesia.
Los invito a rezar sin desfallecer, a confiar en la oración, a contemplar a Cristo que nos anima en el camino y a dejarse transformar por el amor de Su corazón.
+ Cristian Roncagliolo Pacheco
Obispo Auxiliar de Santiago
Vicario de la Esperanza Joven
