Editorial

EL QUE SE DA, CRECE

Fundación Fe y Ciudadanía


“Comienza por darte. El que se da, crece. Pero no hay que darse a cualquiera, ni por cualquier motivo, sino a lo que vale verdaderamente la pena: Al pobre en la desgracia, a esa población en la miseria, a la clase explotada, a la verdad, a la justicia, a la ascensión de la humanidad, a toda causa grande, al bien común de su nación, de su grupo, de toda la humanidad; a Cristo, que recapitula estas causas en sí mismo, que las contiene, que las purifica, que las eleva; a la Iglesia, mensajera de la luz, dadora de vida, liberadora; a Dios, a Dios en plenitud, sin reserva, porque es el bien supremo de la persona, y el supremo Bien Común. Cada vez que me doy así, sacrificando lo mío, olvidándome de mí, yo adquiero más valor, un ser más pleno […] Darme sin contar, sin trampear, en plenitud, a Dios y a mis hermanos, y Dios me tomará bajo su protección”

(San Alberto Hurtado, 1947)

Con este hermoso mensaje, San Alberto Hurtado, interpelaba en los años 40` a la sociedad chilena, y hoy, pareciera que no es tan distinto. El país ha ido en desarrollo en algunas áreas, eso es indudable, pero efectivamente se puede establecer con propiedad que en términos de preocupación por el otro, por nuestro prójimo, ¿Se puede decir que las palabras del santo chileno están descontextualizadas?. Pareciera que no.

Darse por completo, hasta que duela decía en otro escrito, dar lo que tenemos y más…DARNOS. Pero efectivamente de dónde aparece esta intencionalidad clara del Padre Hurtado, es el mismo Jesús quién lo hace presente en su Evangelio, para hacernos comprender que no es sólo entregar lo que nos sobra, sino que todo lo que tenemos para bien de los demás. El ejemplo del texto de la viuda pobre en el Templo es claro: “Les aseguro que esta viuda pobre ha dado más que todos los otros que echan dinero en los cofres;  pues todos dan de lo que les sobra, pero ella, en su pobreza, ha dado todo lo que tenía para vivir” (Mc 12, 43-44).

Vale la pena preguntarse entonces, ¿a qué personas Jesús nos llama a darnos? ¿En qué causas Jesús nos llama a darnos? ¿De qué modo Jesús nos llama a darnos? Pero escencialmente, la cuestión de fondo es ¿nos estamos dando? Darse es el valor para que no se nos pase la vida sin tener un ideal, el ideal de construir una sociedad más justa, más fraterna, más llena de la alegría del Evangelio y llevar esta Buena Noticia a quienes aún no comprenden la Gracia de la Salvación.

Seguramente la mayor parte de nuestras juventudes se están dando por completo en sus estudios, a sus amigos, a sus parejas… pero, ¿ponen la misma pasión y entrega cuando se tratra de los pobres y/o excluidos? ¿ponen el mismo tiempo, o como la viuda pobre todo lo que tienen y no sólo lo que les sobra?

A veces, se nos olvida que el Santo de los Pobres, llegó a ser fiel testimonio de Jesús en nuestro país porque cumplió con su mandato mayor, no sólo amar a Dios y serle fiel en el templo, en lo moral, en la oración, en la piedad; sino que además amar al prójimo, y ver en su rostro sufriente el rostro de Cristo. Si no nos damos por completo a Cristo, entonces busquemos nuevas formas de estar para Él.

No hay una sola forma de darse, cada uno de nosotros tiene la posibilidad de buscar y potenciar sus habilidades para encontrar a Jesús en el hermano que hay que acompañar en el dolor de haber perdido a su familia, de estar encadenado en el alcohol sin poder salir de un cículo vicioso que lo hace cada vez más vulnerable; en las mujeres que son violentadas, que son violadas, que son abusadas de diferentes maneras; en los niños y niñas, que son explotados para dar mayor ingreso a sus hogares, que son abandonados al nacer en los hospitales, que son discriminados constantemente; hay que darse a los extrajeros, a nuestros hermanos de pueblos donde abunda la pobreza, que han venido a buscar nuevos horizontes, y que en este Chile encuentran barreras, discriminación, violencia, y muchas veces personas que se aprovechan de sus condiciones precarias; hay que darse a los adultos mayores, que en la soledad viven sin el cuidado que requieren, con lo justo para comer, sin poder movilizarse y aprovechar el espacio que como sociedad les hemos dado por haber trabajado por la construcción del Chile que conocemos.

San Alberto, nos ayuda a clarificar que darse por completo y en las causas que corresponden son un acto de amor a Dios. Ningun cristiano podría serlo sin tener esta preocupación especial por los más desfavorecidos. Por lo mismo, el magisterio nos ha llenado de documentos maravillosos para explicar que la fe sin obras no es fe muerta (Stgo 2, 17).

Como Fundación Fe y Ciudadanía, queremos seguir las palabras amorosas e interpeladoras de San Alberto, y en este mes de la Solidaridad, estar generando consciencia en ambientes eclesiales y extraeclesiales, sobre la importancia de sentirse y hacerse responsable de la construcción de la sociedad que queremos. Como F&C soñamos con un Chile diferente, con un Chile que también soñó el Cardenal Raúl Silva Henríquez, y creemos que somos capaces si motivamos a otros jóvenes a sumarse en la misión de llevar la alegría, la paz, el amor real, la preocupación, la compañía, entre otros dones que hemos recibido, a quienes más lo necesitan. Queremos una patria donde cada uno ponga su granito de arena, conozca, se informe, participe, motive a otros, y se vincule, porque en F&C tenemos la convicción de que sólo así podremos luchar en contra de un sistema que constantemente nos lleva a mirarnos el ombligo y nada más.

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